Conductividad Eléctrica del Agua

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¿Qué es la conductividad eléctrica del agua y por qué importa?

La conductividad eléctrica del agua es una de esas cosas que solemos pasar por alto, pero que puede decirnos mucho sobre la calidad del agua que consumimos. En términos simples, se trata de la capacidad que tiene el agua para conducir electricidad. Esta propiedad depende de la cantidad de sales disueltas (iones) en el agua: cuanto más “cargada” esté de minerales, mayor será su conductividad.

Ahora bien, ¿por qué deberías prestarle atención a esto? Porque la conductividad del agua está directamente relacionada con su pureza, potabilidad y seguridad para el consumo humano, para riego o incluso para sistemas industriales. Ya sea que tengas un pozo en casa o quieras saber si el agua de red es confiable, conocer su conductividad es un primer paso esencial.

Muchas veces, escuchamos hablar de agua pura, agua destilada, agua de grifo o agua salada, y cada una de estas tiene niveles de conductividad eléctrica muy diferentes. Por eso, entender esta propiedad es clave si querés tener un control real sobre la calidad del agua que usás todos los días.


Cómo se mide la conductividad del agua y qué instrumentos se utilizan

Medir la conductividad del agua es más fácil de lo que parece. Hoy en día existen instrumentos portátiles, accesibles y bastante precisos para hacerlo en casa o en el campo. El más común es el conductivímetro digital, que también puede venir con función de medición de TDS (Total de Sólidos Disueltos) y temperatura. También se encuentran versiones tipo lápiz (pen testers), ideales para uso doméstico.

Lo único que hay que hacer es encender el dispositivo, sumergir el electrodo en el agua y leer el valor que aparece en pantalla. Los valores de conductividad eléctrica en agua se expresan comúnmente en microsiemens por centímetro (µS/cm) o en milisiemens por centímetro (mS/cm). La conductividad específica del agua, que es el dato que estos instrumentos nos dan, varía según el tipo de agua y su temperatura.

Es importante calibrar el equipo periódicamente y tener en cuenta que la temperatura del agua influye en los resultados, por eso muchos medidores incluyen compensación automática de temperatura (ATC).


Valores de referencia de la conductividad del agua en Argentina

En Argentina, los valores de referencia varían según el uso del agua: para consumo humano, riego, procesos industriales, etc. Según el Código Alimentario Argentino (CAA) y normativas del Ministerio de Salud, los límites recomendados para agua potable son:

  • Agua potable: hasta 2000 µS/cm
  • Agua destilada: menos de 5 µS/cm
  • Agua de red pública en ciudades: entre 300 y 900 µS/cm dependiendo de la zona
  • Agua de pozo: variable, pero idealmente por debajo de los 1500 µS/cm
  • Agua salada o de mar: superior a 50.000 µS/cm
  • Agua dulce (ríos, lagos): entre 50 y 1500 µS/cm

Estos valores son clave para evaluar si un agua puede ser consumida, necesita filtrado, o debe descartarse para cierto tipo de uso. Por ejemplo, una conductividad del agua del grifo dentro de los 800-1200 µS/cm es común y aceptable en muchas provincias argentinas.


Conductividad en diferentes tipos de agua: ejemplos y comparaciones

La conductividad en agua varía muchísimo según su origen y tratamiento. A continuación, algunos ejemplos típicos:

Agua destilada

El agua destilada tiene una conductividad eléctrica extremadamente baja, idealmente por debajo de los 5 µS/cm, ya que está prácticamente libre de iones. Su conductividad eléctrica en agua destilada es tan baja que se utiliza como patrón para calibrar equipos. En la práctica, la conductividad del agua destilada en mS/cm suele rondar los 0.005 mS/cm, es decir, 5 µS/cm.

Agua pura

Similar al agua destilada, la conductividad del agua pura se mantiene entre 0.5 y 2 µS/cm, dependiendo del método de purificación. Es utilizada en laboratorios o para equipos que requieren agua sin contaminantes.

Agua potable

El agua potable, ya sea de red o de pozo, puede tener una conductividad eléctrica que oscile entre 300 y 1500 µS/cm. Esto incluye la conductividad del agua potable, que debe ser lo suficientemente baja para no afectar la salud, pero lo suficientemente alta para aportar ciertos minerales esenciales.

Agua de grifo

La conductividad del agua del grifo varía mucho de una zona a otra. En ciudades con buena red, se encuentra entre 400 y 1000 µS/cm, mientras que en zonas rurales puede llegar a 1500 o más. Conviene medirla, especialmente si notás sabores raros, sarro o residuos.

Agua dulce

La conductividad del agua dulce, como la de ríos o lagos, suele ser baja, entre 50 y 500 µS/cm, aunque puede aumentar según la cercanía a zonas industriales o agrícolas.

Agua salada y de mar

La conductividad del agua del mar es altísima. La conductividad eléctrica del agua salada alcanza valores de 50.000 µS/cm o incluso más. La conductividad del agua de mar es una referencia clara de alta salinidad y no potabilidad.


¿Qué factores influyen en la conductividad eléctrica del agua?

La conductividad del agua no es un valor fijo. Está influenciada por múltiples factores:

  • Contenido de sales minerales: sodio, calcio, magnesio, cloruros, etc.
  • Presencia de contaminantes químicos: fertilizantes, productos de limpieza, metales pesados
  • Materia orgánica disuelta
  • Temperatura del agua: cuanto más caliente, mayor conductividad
  • PH y dureza del agua

Por eso, dos aguas que parecen iguales pueden tener niveles muy distintos. La conductividad eléctrica en agua nos da una pista rápida sobre cuántos elementos disueltos hay en ella.


Relación entre la conductividad y la temperatura del agua

Un punto fundamental: la temperatura del agua afecta directamente su conductividad. A mayor temperatura, mayor movimiento de iones y por tanto, mayor capacidad de conducción eléctrica.

Por eso es importante que los equipos tengan compensación automática de temperatura (ATC). En general, los valores se estandarizan a 25°C para poder comparar correctamente.

Por ejemplo, una muestra con 1000 µS/cm a 20°C, podría marcar 1100 µS/cm si se mide a 30°C. Esta relación es especialmente importante si estás midiendo agua de pozo, que muchas veces sale fría.


La conductividad del agua en pozos: ¿cómo saber si es segura?

Si tenés pozo en casa o en una finca, saber la conductividad del agua del pozo es indispensable. Puede ayudarte a detectar contaminación por sales, filtraciones, materiales arrastrados por lluvias, etc.

En mi experiencia, he visto cómo una conductividad de 2500 µS/cm indicaba un exceso de minerales en un pozo de una zona agrícola. El agua era cristalina, sin olor, pero al analizarla detectamos que tenía un alto contenido de sodio y cloruros. Gracias a esa medición pudimos tomar medidas como instalar filtros, estudiar la napa freática y evaluar otras fuentes.

Una buena práctica es medir la conductividad cada cierto tiempo, especialmente después de lluvias fuertes, perforaciones cercanas o cambios en el sabor o color del agua.


¿Qué hacer si los valores de conductividad del agua no son adecuados?

Si la conductividad del agua está fuera de los rangos recomendados para tu uso, estas son algunas soluciones:

  • Filtración por ósmosis inversa: muy efectiva para bajar la conductividad
  • Desmineralización: equipos especiales para agua ultrapura
  • Dilución con agua de mejor calidad
  • Cambio de fuente o perforación más profunda

También es recomendable hacer un análisis completo de laboratorio, porque la conductividad te dice que hay “algo”, pero no exactamente qué. Esto puede ayudarte a decidir si el problema es potabilidad, corrosividad, o acumulación de sarro, por ejemplo.


Conclusión

Ya sea que estés usando agua de red, de pozo o filtrada, medir su conductividad es una práctica sencilla que te da información valiosa. A partir de ese dato, podés decidir si el agua es adecuada para beber, para regar o para alimentar una caldera. Es información poderosa, práctica y fácil de obtener.

Así que si estás empezando a interesarte en la calidad del agua que usás, este es un excelente primer paso. Solo necesitás un medidor confiable, una tabla de referencia, y ganas de entender un poco más sobre lo que sale por la canilla.